Redacción Ciencia y Tecnología
MARTES 14/06/11Pueden permanecer semanas (en algunos casos hasta dos meses) en la atmósfera y aunque son partículas pequeñísimas (menores a un grano de azúcar) ponen en serio riesgo las operaciones aéreas. Estas partículas que provienen de la ceniza emitida tras una erupción volcánica pueden provocar daños en las ventanas de las aeronaves, debido a la fricción o rozamiento que ejercen.
De esta manera pueden generar una disminución significativa de la visibilidad de los pilotos durante el vuelo. El otro peligro asociado con los viajes aéreos es la posibilidad de que estas partículas de ceniza ingresen en las turbinas y alteren su funcionamiento.
El ecuatoriano Mario Ruiz, jefe del Área de Sismología del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, dice que la ceniza contiene partículas de silicato, elemento abrasivo que disminuye el flujo de aire que ingresa en los motores de la aeronave. El mayor peligro es que estas partículas pueden ingresar al interior del motor y solidificarse y, por lo tanto, afectar su operación.
El vulcanólogo e investigador ecuatoriano Gorki Ruiz precisa que las nubes de ceniza dependen del tamaño de la erupción, es decir, del material lanzado a la atmósfera y el grado de fragmentación del magma. A mayor fragmentación, partículas más finas y mayor la altura de la nube eruptiva alcanzada sobre el volcán. En este sentido, las nubes de ceniza pueden viajar cientos de kilómetros, e incluso miles.
Según Gorki Ruiz, el trayecto de las partículas depende básicamente del tamaño, ya que las partículas más grandes caen en las cercanías del volcán, mientras que las más pequeñas prácticamente pueden flotar y ser transportadas por los vientos a grandes distancias del centro de emisión.
La nube de ceniza, proveniente de la última erupción registrada en el complejo volcánico Puyehue Cordón Caulle, en el sur de Chile, también fue transportada por el viento a grandes distancias y por eso generó inconvenientes en el tráfico aéreo del Cono Sur al cancelarse decenas de vuelos en aeropuertos de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay.
Mario Ruiz dice que hay algunos centros de vigilancia que alertan a las aerolíneas sobre la presencia de ceniza. El Instituto Geofísico envía los reportes al Centro de Alerta de Ceniza Volcánica, en Washington, Estados Unidos, cuando hay peligro por partículas de ceniza. “Sabemos que desde Washington se envían reportes, con claves especiales a las direcciones de aviación de la región”. Este centro, dice, es responsable de establecer un control desde Ecuador hacia el norte. Entre otras tareas, se determina a qué altura están las partículas de ceniza, en qué dirección se mueven y otros parámetros.
Para Gorki Ruiz, el papel de la dirección y velocidad del viento es importante. En algunas zonas del planeta, las direcciones del viento son estacionales: en la erupción del volcán Puyehue el viento dominante en esta época del año, sopla desde el oeste hacia el oriente y por eso las nubes de ceniza generadas viajan al este de Chile. De esta manera, afectó a Argentina y llegó incluso hasta Australia y Nueva Zelanda, a más de 9 000 km de distancia.
En Ecuador, en la erupción de mayo del 2010, el Tungurahua lanzó una columna eruptiva de 13 km sobre el volcán, y los vientos llevaron las finas partículas hacia el oeste, obligando al cierre del aeropuerto de Guayaquil.
Pérdidas entre los ganaderos
Sociedades rurales de la provincia Chubut, en el sur de Argentina, advirtieron ayer que ya dan por perdidas 750 000 cabezas de ganado ovino en los departamentos más afectados por la caída de cenizas del volcán Puyehue.
El fenómeno no solo dificulta la alimentación de los animales, sino que desgasta su dentadura -por el efecto erosivo que tiene la ceniza mezclada con el alimento- y reduce la calidad de su lana.
Por otro lado, ayer se conoció que el volcán Dubbi, en Eritrea, entró en erupción y nubes de cenizas volcánicas se elevaron el lunes hasta 15 km de altura, según el Centro de Alerta de Cenizas Volcánicas (VAAC, por sus siglas en inglés), perturbando el tráfico aéreo en esa región.
"Según imágenes de satélite que observamos, las cenizas volcánicas alcanzan de 13 a 15 km de altura. No estamos en una situación crítica como ocurrió con el volcán islandés Grimsvötn, que abarcaba una zona de tráfico aérea muy densa, pues el tráfico es mucho menos importante" en África del este, explicó Jean Nicolau del l VAAC, uno de los centros internacionales de vigilancia, a cargo de Europa del sur y África.
Fuente: http://www.elcomercio.com/mundo/viento-puede-transportar-ceniza-volcanica_0_498550273.html