04 de septiembre de 2011
Las pequeñas comunidades de la línea sur de Río Negro y norte de  Chubut pelean día a día con un adversario que llegó hace tres meses,  pero que nadie sabe cuánto tiempo se quedará, a partir de la actividad  que persiste en el volcán chileno Puyehue.
La lluvia de cenizas que inauguró este período gris para la región  comenzó a caer en la tarde del 4 de junio pasado y si bien el espeso  manto gris de los primeros días se modificó, su presencia es permanente  en las calles y campos de los pequeños pueblos patagónicos, donde miles  de animales han muerto.
Cuando la ceniza apareció la región central de la Patagonia sufría,  desde aproximadamente 5 años atrás, una prolongada sequía que afectaba  principalmente a la producción de lanares ovinos y caprinos, base de  sustento de la población asentada en los campos de la región.
El fenómeno climático se agravó de modo superlativo desde hace tres  meses cuando el volcán Puyehue inició una erupción que si bien se ha  moderado, aún persiste. De acuerdo a los datos aportados por los  servicios de geología de Chile, ese procesó generó más de cien millones  de toneladas de cenizas, arena y piedra pómez en la atmósfera, que  afectó a varias provincias del país.
Por la intensidad y principalmente la dirección de los vientos  predominantes en la Patagonia, gran parte de ese material quedó  depositado en territorio argentino, afectando alrededor de 7,5 millones  de hectáreas en Neuquén, Río Negro y Chubut.
Si bien las ciudades más afectadas por el fenómeno fueron Villa La  Angostura, Bariloche y San Martín de los Andes, por su cercanía al  volcán, existe una gran cantidad de pequeñas localidades ubicadas en la  meseta, sobre la línea sur de Río Negro y el centro norte de Chubut que  sufren de modo constante los embates de la ceniza. La zona es desde hace  décadas el refugio de miles de productores que a través de las ovejas y  las chivas han encontrado su modo de sustento en este rincón del país,  pero que hace algunos años vieron afectados sus intereses por dos  flagelos. Por un lado, la sequía y por el otro la expansión de algunos  depredadores naturales como el puma, que ha ganado terreno sobre campos  vacíos o subocupados en ambas provincias.
Sin embargo, el 4 de junio la ceniza aportó el golpe de gracia para  cientos de familias de minifundistas que ven cómo sus animales se  mueren.
Fuente: http://www.eltribuno.info/salta/69218-La-Patagonia-no-se--recupera-del-Puyehue.note.aspx