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VICENTE MONTES Hace algo más de un año, el volcán islandés Eyjafjallajökull tenía en vilo a los usuarios de vuelos europeos. Semanas atrás otro cráter islandés, el Grimsvötn, repitió los trastornos aéreos con su columna de humo y cenizas. Estos días los chilenos miran con el corazón en un puño al complejo volcánico de Puyehue-Cordón Caulle, en la cordillera de los Andes.

Si añadimos al cóctel de noticias el brutal tsunami japonés del pasado marzo y el terrible terremoto de Haití de enero de 2010 cabe la pregunta de si el planeta registra un aumento de actividad sísmica en los últimos años y si existe alguna relación entre ellas.

Lo cierto es que no; no ha habido ninguna alteración en las estadísticas habituales. «Cada año se producen unos 20 terremotos de magnitud superior a siete, y unos 100 de más de seis grados», explica Javier Álvarez Pulgar, catedrático de Geodinámica interna de la Universidad de Oviedo. Los fenómenos sísmicos guardan relación en la escala local: así, el gran terremoto de Japón (el sexto más intenso desde que existe la escala de medición) desencadenó casi un millar de movimientos sísmicos derivados (réplicas) en el entorno, dada la gran cantidad de energía liberada. Pero no ha motivado más o menos actividad en otras zonas alejadas del planeta.

Otro tanto ocurre con los volcanes. «Cada año se producen dos o tres erupciones volcánicas con gran emisión de humos y gases», resalta Álvarez Pulgar. Lo que ocurre es que tenemos la sensación de que se producen más fenómenos por la presión informativa.

Los volcanes citados al comienzo de este artículo trastornaron el tráfico aéreo. Pero, ¿alguien podría identificar el volcán Merapi? En octubre de 2010 dejó unos 150 muertos y obligó a evacuar a unas 320.000 personas. Ocurrió en Indonesia y su relevancia en los informativos occidentales ha sido mucho menor que el de los islandeses o que el del complejo volcánico chileno.

El interés periodístico tiene además otra parte positiva: «Cada vez que hay fenómenos así crece el interés ciudadano por conocer cómo funciona nuestro planeta: eso es bueno», concluye Álvarez Pulgar.

21 de junio de 2011


Desde la publicación de nuestro informe especial del 02 de Junio pasado, el Volcán Tungurahua manifiesta una significativa disminución en su actividad. Al momento el número total de señales sísmicas diarias ha bajado desde alrededor de 20 a 50 eventos/día a menos de 10 eventos/día y el Indice de Actividad Sísmica muestra valores bajos con tendencia a disminuir aun más.  Igualmente la red instrumental DOAS para el registro del gas SO2 ha detectado bajas concentraciones del mismo, registrando valores considerados como normales característicos de desgasificación pasiva observados durante los períodos entre-erupciones.  Al mismo tiempo en lo que respecta a las manifestaciones superficiales se observan pequeñas emisiones de vapor de agua y no se ha detectado la presencia de ceniza ni se han producido explosiones desde principios del presente mes.

Tras ser sacudido por más de una decena de sismos el domingo, Eritrea, país africano, se vio afectado por la erupción de un volcán que hasta el lunes último estuvo inactivo durante 150 años; el cual lanzó una nube de ceniza de 13.5 kilómetros, amenazando los vuelos programados en la zona.

Dubbi, volcán que erupcionó, se encuentra a unos 350 kilómetros al norte de la capital de Eritrea y ha causado que algunas compañías aéreas anunciaran cancelaciones de vuelos a la capital y a las ciudades cercanas, como Addis Abeba, en Etiopía, que también se han visto afectadas por la nube volcánica, y donde el principal aeropuerto internacional podría permanecer cerrado.


Según las imágenes registradas, el espacio aéreo de Sudán también podría ser impactado por el volcán, ubicado en el cruce de una placa tectónica conocida como la depresión Danakil en la región del Mar Rojo de Eritrea.


En las últimas semanas, otros volcanes en el mundo han causado problemas al tránsito aéreo. Tal es el caso del Puyehue, ubicado en Chile, y el Grimsvötn, de Islandia. (Con información de Latinhub)


Fuente: http://www.larepublica.pe/15-06-2011/erupcion-de-volcan-africano-afecta-trafico-aereo

Por tercer día consecutivo la nube de cenizas volcánica provocó la suspensión de varios vuelos en ambos países.

SYDENY.- Miles personas se vieron afectadas hoy por tercer día consecutivo en Australia y Nueva Zelandia por las cenizas volcánicas emitidas por el cordón volcánico Caulle, que provocaron la cancelación y retraso de numerosos vuelos.

Las aerolíneas Qantas y Jetstar suspendieron vuelos hacia y desde Nueva Zelandia.

Jetstar dejó en tierra todas sus conexiones de cabotaje, pero dijo que revisará la situación a lo largo del día. También fueron cancelados los viajes con destino a Tasmania y postergados otros a Perth.

Miles de pasajeros se vieron afectados por estos trastornos en el tráfico aéreo para regresar al trabajo tras un receso de tres días.

Air New Zeland es la única que continúa operando a todas las ciudades, volando por debajo o rodeando la nube de ceniza volcánica.

Una portavoz de Qantas dijo que la compañía cree que la opción más segura es no volar cuando hay ceniza volcánica en suspensión en la atmósfera.

Pacific Blue, Virgin y Emirates también suspendieron o demoraron vuelos desde y hacia Nueva Zelandia, con un total de 20.000 pasajeros afectados.

La cadena de Caulle, en los Andes chilenos, expulsa desde hace más de una semana gran cantidad de ceniza a una altura de diez kilómetros.

La erupción ha causado cientos de cancelaciones o demoras de vuelos en Argentina, Uruguay, Chile y Brasil.


Pueden permanecer semanas (en algunos casos hasta dos meses) en la atmósfera y aunque son partículas pequeñísimas (menores a un grano de azúcar) ponen en serio riesgo las operaciones aéreas. Estas partículas que provienen de la ceniza emitida tras una erupción volcánica pueden provocar daños en las ventanas de las aeronaves, debido a la fricción o rozamiento que ejercen.

 

De esta manera pueden generar una disminución significativa de la visibilidad de los pilotos durante el vuelo. El otro peligro asociado con los viajes aéreos es la posibilidad de que estas partículas de ceniza ingresen en las turbinas y alteren su funcionamiento.

 

El ecuatoriano Mario Ruiz, jefe del Área de Sismología del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, dice que la ceniza contiene partículas de silicato, elemento abrasivo que disminuye el flujo de aire que ingresa en los motores de la aeronave. El mayor peligro es que estas partículas pueden ingresar al interior del motor y solidificarse y, por lo tanto, afectar su operación.

 

El vulcanólogo e investigador ecuatoriano Gorki Ruiz precisa que las nubes de ceniza dependen del tamaño de la erupción, es decir, del material lanzado a la atmósfera y el grado de fragmentación del magma. A mayor fragmentación, partículas más finas y mayor la altura de la nube eruptiva alcanzada sobre el volcán. En este sentido, las nubes de ceniza pueden viajar cientos de kilómetros, e incluso miles.

 

Según Gorki Ruiz, el trayecto de las partículas depende básicamente del tamaño, ya que las partículas más grandes caen en las cercanías del volcán, mientras que las más pequeñas prácticamente pueden flotar y ser transportadas por los vientos a grandes distancias del centro de emisión.

 

La nube de ceniza, proveniente de la última erupción registrada en el complejo volcánico Puyehue Cordón Caulle, en el sur de Chile, también fue transportada por el viento a grandes distancias y por eso generó inconvenientes en el tráfico aéreo del Cono Sur al cancelarse decenas de vuelos en aeropuertos de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay.

 

Mario Ruiz dice que hay algunos centros de vigilancia que alertan a las aerolíneas sobre la presencia de ceniza. El Instituto Geofísico envía los reportes al Centro de Alerta de Ceniza Volcánica, en Washington, Estados Unidos, cuando hay peligro por partículas de ceniza. “Sabemos que desde Washington se envían reportes, con claves especiales a las direcciones de aviación de la región”. Este centro, dice, es responsable de establecer un control desde Ecuador hacia el norte. Entre otras tareas, se determina a qué altura están las partículas de ceniza, en qué dirección se mueven y otros parámetros.

 

Para Gorki Ruiz, el papel de la dirección y velocidad del viento es importante. En algunas zonas del planeta, las direcciones del viento son estacionales: en la erupción del volcán Puyehue el viento dominante en esta época del año, sopla desde el oeste hacia el oriente y por eso las nubes de ceniza generadas viajan al este de Chile. De esta manera, afectó a Argentina y llegó incluso hasta Australia y Nueva Zelanda, a más de 9 000 km de distancia.

 

En Ecuador, en la erupción de mayo del 2010, el Tungurahua lanzó una columna eruptiva de 13 km sobre el volcán, y los vientos llevaron las finas partículas hacia el oeste, obligando al cierre del aeropuerto de Guayaquil.

 

Pérdidas entre los ganaderos

Sociedades rurales de la provincia Chubut, en el sur de Argentina, advirtieron ayer que ya dan por perdidas 750 000 cabezas de ganado ovino en los departamentos más afectados por la caída de cenizas del volcán Puyehue.

 

El fenómeno no solo dificulta la alimentación de los animales, sino que desgasta su dentadura -por el efecto erosivo que tiene la ceniza mezclada con el alimento- y reduce la calidad de su lana.
Por otro lado, ayer se conoció que el volcán Dubbi, en Eritrea, entró en erupción y nubes de cenizas volcánicas se elevaron el lunes hasta 15 km de altura, según el Centro de Alerta de Cenizas Volcánicas (VAAC, por sus siglas en inglés), perturbando el tráfico aéreo en esa región.

 

"Según imágenes de satélite que observamos, las cenizas volcánicas alcanzan de 13 a 15 km de altura. No estamos en una situación crítica como ocurrió con el volcán islandés Grimsvötn, que abarcaba una zona de tráfico aérea muy densa, pues el tráfico es mucho menos importante" en África del este, explicó Jean Nicolau del l VAAC, uno de los centros internacionales de vigilancia, a cargo de Europa del sur y África.

 

Fuente: http://www.elcomercio.com/mundo/viento-puede-transportar-ceniza-volcanica_0_498550273.html