Desviar un flujo de lava o un lahar por medios artificiales es una opción que ha sido poco probada y que probablemente sea demasiado costosa si se desea proteger un área poblada. Una barrera puede detener temporalmente pequeños flujos de lava o lahares, pero en caso de ocurrir una erupción larga con varios flujos, la barrera resultaría inútil rápidamente. Además, se debe tener en cuenta que lo que se logre desviar tiene que ir a parar en otro sitio donde tal vez pueda causar peores efectos que los que originalmente se quería evitar. En países como Japón e Indonesia se utiliza sistemas de represas llamados “sabos”, que sirven para disminuir la energía de los lahares, pero solo sirven en caso de que los lahares sean de tamaño relativamente pequeño.